18.10.08

 

Columnistas
Ampay me salvo
Por Mirko Lauer.

Es inevitable escribir sobre el percance judicial sufrido por Magaly Medina? Parece que sí. Pues la jueza María Cabrera Vega acaba de cortar el nudo gordiano que conservaba en su sitio la intocabilidad de las luminarias de la TV. Es muy probable que Medina vuelva a las calles en tiempo récord, pero el mensaje ha sido enviado.
El argumento que con más frecuencia se escucha desde anteayer es que este tipo de sentencia (cinco meses de prisión efectiva) nunca antes había sido dado por difamación y calumnia. Esto es probablemente cierto. Pero deja la duda respecto de qué es exactamente lo que demuestra el argumento del nunca antes.
Significa que la jueza ha actuado de manera estrafalaria, y en ello injusta? ¿O significa que las leyes penales sobre difamación y calumnia no pasan de ser papel mojado, y están allí precisamente para ser incumplidas, o muy parcialmente cumplidas? ¿O quiere decir que hay costumbres nunca escritas que los jueces deben respetar?
Lo que le ha sucedido a Medina quizás sea injusto, pero tiene mucho de justicia poética. Pues el oficio de la conductora de TV es precisamente desnudar a infractores –reales o ficticios, con justicia o sin ella– de su privacidad, y hasta intimidad, y someterlos a los rigores de la mirada pública. Lo de ella es justicia mediática, digamos.
Diversos medios, entre ellos este, se han tomado la molestia de recapitular la larga lista de personas que se sintieron agraviadas por los ampayes y pensaron que la legislación y el sistema judicial podrían resarcirlos. En el fondo Medina ganó todos los casos, incluso los que dieron una diminuta forma de razón al agraviado.
Por primera vez este caso definitivamente no lo ha ganado. Aunque el futbolista que le metió el gol judicial se ha asustado de la jueza, y ahora está dispuesto a canjear su victoria por un pedido de disculpas por parte de Medina. Lo cual sugiere que cinco meses de prisión efectiva (con los descuentos del caso) es más de lo que quería el demandante.
¿Entonces qué quería el demandante? Probablemente lo de siempre: que la corte le diera la razón, pero sin convertir a su difamadora-calumniadora y a todo el público del rating de yapa, en sus enemigos por un tiempo. Que es lo que le va a suceder a la jueza, a la que el público ya está acusando de participar en la confección de una cortina de humo.
Cuando Medina sea excarcelada (puede estar sucediendo mientras usted lee estas líneas) una lección para el público será que jamás penas muy fuertes para estrellas de la tele. Pero queda la pregunta de si un ampayado es lo mismo que un chuponeado. Ahora que es una heroína de la libertad de expresión, Medina misma se encargará de explicarlo.
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