26.12.08
¿Misión o negocio? ¿Explotación laboral? ¿Intereses enfrentados?
Hoy, leemos tres artículos bastante lúcidos y prácticos sobre el estado del Periodismo actual.
Razones para ser periodista.
Periodistas de Medios y periodistas de gabinetes de comunicación. Asociacionismo
Contratos basura
El debate y la autocrítica son imprescindibles. Os expongo los puntos principales de los autores, después aporto alguna de mis visiones.
Hoy, leemos tres artículos bastante lúcidos y prácticos sobre el estado del Periodismo actual.
Razones para ser periodista.
Periodistas de Medios y periodistas de gabinetes de comunicación. Asociacionismo
Contratos basura
El debate y la autocrítica son imprescindibles. Os expongo los puntos principales de los autores, después aporto alguna de mis visiones.
1º Ser periodista: Razones para ello por Javier Galán Ramero.
El periodista ha pasado de desempeñar una razón social a ser parte de un eslabón del negocio empresarial “En la guerra fría los medios se dieron cuenta de que la verdad no es importante, ni siquiera la lucha política es importante” ¡La información espectáculo puede ser vendida en cualquier parte! La televisión amarilla maximiza los beneficios en detrimento de la calidad, y este proceso avanza cuando calidad y beneficios se identifican.
J.Galán Ramero se posiciona al respecto apoyándose en Indro Montanelli y Kaputchinsky....
1. La tiranía de la actualidad: Ser periodista no es estar a la última en banalidades. Un buen periodismo a interpretar y contextualizar una noticia, y su importancia, no sólo describirla.
2. El corporativismo: Los profesionales callan la información que daña a su empresa, esto pervierte la opinión pública.
3. El buen periodismo: La última palabra sobre la calidad de una información la tienen los lectores. Para ello el periodista ha de saber conciliar contenidos ricos en profundidad con una forma rica en superficialidad (brevedad, claridad y un cierto espectáculo) para llegar a la mayor cantidad de gente posible. El periodismo es un acto de creación, no de rutina.
4. La importancia de la profesión: Una opinión pública madura es la base de la democracia. Hay que mostrar que el buen periodismo es un buen negocio.
Opinión:
Adjunto este artículo al blog. El periodismo de calidad no tiene que ser elitista si aspira a sobrevivir a la telebasura y repercutir en la sociedad. El profesional tiene que interiorizar un compromiso con la verdad y hacer de su oficio algo apasionante. La pasión es contagiosa. También es cierto que hay un pasotismo hacia las cosas “bien hechas”, que no nos gusta oir las cosas feas, que corremos hacia delante y que la actualidad se sumerge en el ayer. La censura es estructural. Todo es difícil.
Recomiendo un libro: La Televisión de Pierre Bordieu (sociólogo frances)
Un ejemplo de las repercusiones sociales del periodismo: Umberto Eco hablaba del ¡efecto bomba!: Durante la era Berlusconni, los diarios magnificaba declaraciones banales y espectaculares “turcos a su casa”, etc. Mientras que las reformas legislativas pasaban desapercibidas para la opinión pública en páginas interiores. Así el gabinete de gobierno de Berlusconni erosionó la democracia, incluso desde los diarios de la oposición. Y cuando los ciudadanos quisieron darse cuenta la encontraron desmontada.
¡El creador de Gran Hermano no ve ni aparece en la televisión! por algo será. (fuente: entrevista en un semanal año 2005, ya concretaré).
El estado de derecho es una mentira si no existen individuos autónomos y transparencia informativa.
2ºProfesión...¿Periodista? Benito Berceruelo Gonzalez
Las asociaciones de periodistas representan a los periodistas de medios, pero la situación profesional del periodista ha cambiado y el 40% por cierto no trabajan en medios sino en gabinetes de comunicación. La integridad y honestidad del profesional no es mayor en un campo que en otro, aunque parezca irreal que un periodista trabaje en ambos “bandos”, las asociaciones de periodistas deberían representar los intereses de todos.
Opinión:
Con respecto a la asociación de la prensa y la definición del periodista, mi sentido común como observadora no plenamente integrada (todavía) me dice que puede haber personas integras en los medios y en los gabinetes de prensa, si, pero que estos periodistas no defienden los mismos intereses y no pueden asociarse bajo iguales criterios. Tal vez sería el momento de identificar los sectores y de que se creasen asociaciones diferenciadas. Si los comunicadores corporativos quieren estar representados habrán de establecer sobre que principios y actuaciones. Lo mismo habrán de hacer los periodistas de los medios: ser al menos coherentes con un mínimo de independencia. Y esto es cuestión mínimo comunes múltiplos. Si gabinetes de comunicación y periodistas formulan unos objetivos comunes se corre el peligro de que la publicidad venza por completo a la información, y el derecho a la información está contemplado como un derecho constitucional.
3º.Contratos basura. El inicio amargo de algunos principiantes.
Muchos jóvenes periodistas salen de las facultades con muchas capacidades y encuentran una realidad laboral que abusa de ellos sin escrúpulos. La asociación de la prensa en Cuadernos de Periodistas, Diciembre de 2005, denuncia esta situación con nueve testimonios. Contratos de prácticas, promesas incumplidas, coacción, censura, abusos horarios... Los jóvenes (uno de ellos con las notas más altas de la licenciatura, 9,8; otra con un año de experiencia, discipliencia, contactos...) alquilan su mente y su tiempo a las empresas que compiten por ser líderes en el sector, o no quedarse en la estacada.
Mi opinión:
El periodismo baila la danza de los tiempos, por definición es una profesión muy porosa a la realidad social. Creo que existe un terrible abismo entre las expectativas creadas y la realidad. Los jóvenes salimos de las facultades, uno de los últimos reductos del pensamiento institucionalizado no sujeto al mercado, y nos encontramos con un mundo de negocios que instrumentaliza y banaliza. Especialmente los alumnos de humanidades y ciencias puras somos los más propicios a ciertos ideales en esencia improductivos.
Cuando queremos acceder al mercado de la comunicación (ya el término es significativo) se nos ofrecen puestos con responsabilidad. Todos nadamos en la mentalidad del beneficio: cuando esa responsabilidad no se remunera ni se valora, acabamos renunciando a ella. Cuando nos pagan estamos desgastados y recogemos con gratitud lo que desde el principio fue nuestro: un salario a cambio de trabajo.
Logros que son fruto de décadas de sindicalismo y lucha se están tirando por la borda. Nos convierten, y nos dejamos convertir, en obreros intelectuales que no saben reivindicar sus derechos.
Las empresas de comunicación recortan gastos por abajo y a menudo manipulan las ilusiones de quienes entraron a trabajar en ellas. No sé quien leerá esto, pero una vez alguien me dijo algo muy sabio: si tu no te haces valer, nadie lo hará por ti.