5.6.09
Hasta pronto José Luis
La noticia nos llegó como una bala directo al corazón.
Nuestro amigo y compañero José Luis Palacios Choquehuanca partió al encuentro del Señor la tarde de ayer. Se fue casi sin hacer ruido. Así como llegaba a la Redacción para cumplir las labores de corrector de estilo, cada tarde.
José Luis estuvo en esta sala hasta las 2 de la mañana del miércoles 3 de junio. Partió a su casa de la urbanización Miraflores en donde lo esperaba su esposa Socorro. Llegó como siempre, tranquilo y quizá haciendo una broma. Se fue a dormir y nunca más se levantó.
Un aneurisma estalló en su cerebro y a las 11 de la mañana del miércoles ya le había provocado una muerte cerebral. Pepe Lucho (como le decían algunos) tuvo tres hijos: Liliana, Diana y Alfonso, el joven vástago de 17 años, que lo acompañó innumerables veces a sus jornadas y que creció entre papeles y tintas. José Luis siempre fue una persona dinámica y alegre.
Desde los años universitarios le gustaba participar en las actividades académicas. Lo recordamos vistiendo mallas y medias blancas para encarnar el papel del hermoso cisne, que el profesor Adolfo Venegas le asignó en la obra “El Patito Feo”, en la Udep.
Corrector de periodistasJosé Luis, comunicador de vocación y maestro de profesión, fue por más de tres lustros el responsable de que la edición de EL TIEMPO salga limpia. Era quien nos jalaba las orejas todos los días y llamaba la atención para que sujeto, verbo y predicado estuvieran en el lugar adecuado.
Siempre con una sonrisa y haciendo bromas nos repetía que no se debía abusar del gerundio, y que era necesario eliminar de nuestra escritura los verbos compuestos, sobre todo “el estar haciendo….
Estar trabajando, viene licitando, viene abriendo”. “Pongan directo, trabaja, estudia…” nos dijo en la última reunión hace unas semanas en la biblioteca de este diario.Preocupado por la limpieza y pulcritud del diario, nunca tuvo temor de hacernos ver los errores y entre broma y broma, decía “promedio” y “aproximado” no son lo mismo y lo repetía tantas veces como fuera necesario, pues él entendía que los errores del diario son introducidos por los periodistas y él estaba para eliminarlos, pero también quería borrarlos de nuestra mente.
A José Luis se le quedó en su lap top la clase del miércoles 9 con sus amigos de la Redacción de EL TIEMPO, para repetirnos una vez más, que es mejor escribir “cerca de” y no “cerca a”; y lo correcto es poner “en las inmediaciones de” y no “a la altura de”.
Una de las últimas llamadas de atención fue la de hacernos notar que a los comerciantes del mercado no los botaron como queríamos poner, sino que salieron. Se le quedó también continuar el Manual de Estilo de EL TIEMPO, seguir armando su colección de cómics y muchísimas clases de Historia y Geografía por impartir en las aulas del Colegio Jorge Basadre.
MotivadorPero más que corrector de estilo José Luis era un gran amigo y un motivador nato. Participaba en todas las actividades y hasta se ganó el apodo de “Dragón”, por la enorme fuerza que le puso a su papel en una interpretación teatral en un almuerzo por el Día del Periodista.
En la pasada celebración del Día de la Madre se preparó tanto para el concurso de cócteles que hasta por cuatro ocasiones, nos trajo sus preparados para que le diéramos el visto bueno. Al final no ganó, pero igual quedó contento y para celebrar invitó a todos su Wisky casero… aguardiente con pasas.