13.1.10
Sin palabras
por [ CRISTINA FALLARÁS ]
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La sala donde nos reunimos cada mañana huele a sacristía. Y no es una metáfora. La sacristía del colegio del Sagrado Corazón olía igual, a papel agrio.
Los días llenos de muertos lejanos son desconcertantes en las redacciones. En los lugares lejanísimos, en Haití por ejemplo, siempre hay fotógrafos, nunca escritores. En fin, gente que escriba. Llegan fotos y fotos a las redacciones, pero ni una sola letra. Así es, casi todo lo que sabemos de lo ocurrido en Haití lo sabemos porque allí había fotógrafos.
Cruz, de Crimen, ha pasado el día entero buscando las palabras al teléfono. En vano. López Vivas, lo mismo. Después de mentir los muertos, de engordarle ayer muerte a la realidad, hoy no había datos.
Cruz, a fuerza de buscarse la vida, ha llamado a un sismólogo, a ver qué.
Ha pasado el día. Han pasado por aquí un presidente negro, uno que se mandó matar, una hembra contra los bomberos, una empresaria de la baba... todos han pasado y, cada vez, Cruz estaba en esa sala donde nos reunimos, encerrada, al teléfono, buscándole palabras a Haití en la sacristía.
Así que ya de noche, la mujer se ha reído por fin con ganas de tanto sismólogo y de tanto monólogo. Y Albert de Paco no ha podido aguantarse.
-Pero ¡qué guapa!
-Muchas gracias, hijo, es la cosa más inteligente que he oído en todo el día.
Y el día ha sido largo.
No como mañana, viernes.
Buenas noches.
Cristina Fallarás,
por [ CRISTINA FALLARÁS ]
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La sala donde nos reunimos cada mañana huele a sacristía. Y no es una metáfora. La sacristía del colegio del Sagrado Corazón olía igual, a papel agrio.
Los días llenos de muertos lejanos son desconcertantes en las redacciones. En los lugares lejanísimos, en Haití por ejemplo, siempre hay fotógrafos, nunca escritores. En fin, gente que escriba. Llegan fotos y fotos a las redacciones, pero ni una sola letra. Así es, casi todo lo que sabemos de lo ocurrido en Haití lo sabemos porque allí había fotógrafos.
Cruz, de Crimen, ha pasado el día entero buscando las palabras al teléfono. En vano. López Vivas, lo mismo. Después de mentir los muertos, de engordarle ayer muerte a la realidad, hoy no había datos.
Cruz, a fuerza de buscarse la vida, ha llamado a un sismólogo, a ver qué.
Ha pasado el día. Han pasado por aquí un presidente negro, uno que se mandó matar, una hembra contra los bomberos, una empresaria de la baba... todos han pasado y, cada vez, Cruz estaba en esa sala donde nos reunimos, encerrada, al teléfono, buscándole palabras a Haití en la sacristía.
Así que ya de noche, la mujer se ha reído por fin con ganas de tanto sismólogo y de tanto monólogo. Y Albert de Paco no ha podido aguantarse.
-Pero ¡qué guapa!
-Muchas gracias, hijo, es la cosa más inteligente que he oído en todo el día.
Y el día ha sido largo.
No como mañana, viernes.
Buenas noches.
Cristina Fallarás,
subdirectora