25.5.10
Periodistas de La Libertad
Por: Alfredo Valle Riestra Ponce de León
http://www.noticiastrujillo.com/index.php?option=com_content&task=view&id=39221
El sugerente y doblemente connotativo título, corresponde a la reciente entrega bibliográfica del investigador científico social y catedrático universitario Segundo Llanos Horna, el cual, además, revela su intención de transportarnos a las batallas heroicas de nuestra libertad de prensa y de manera particular, las producidas en el ágora trujillana.
La obra se remonta hasta las Cortes de Cádiz y su liberal constitución de 1812, cuyos influjos trepidantes sacudieron las conciencias hispanoamericanas. En Perú, la imprenta alumbra el 02 de enero de 1791, la fundación del Mercurio Peruano por Hipólito Unanue Pavón, a quien, el autor, certeramente, califica como el primer periodista nacional.
Vocero de la patriótica Sociedad Amantes del País, aquella publicación, se nutre de artículos flamígeros de las mayores personalidades intelectuales de la época, inspirados en las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, de la gesta francesa de 1789.
José de San Martín, en los albores de las guerras emancipadoras, lanza su famosa proclama “a los limeños y habitantes de todo el Perú”, en noviembre de 1818, impresa en una pequeña máquina cargada a lomo de mula. Al desembarcar en Pisco, el 08 de septiembre de 1819, la volverá a utilizar para registrar “el primer día de la libertad del Perú”.
Montada sobre una carreta, Simón Bolívar trajo otra imprenta para sus manifiestos durante las marchas militares, los cuales se atribuyen a José Faustino Sánchez Carrión. El muy ilustre liberteño, quien luego alcanzó la alta jerarquía de Ministro General de los Negocios del Perú, impulsa también desde Santiago de Chuco, en abril de 1824, la edición del Centinela en Campaña; el cual se reimprimió en nuestra ciudad debido a la poca tirada de aquel artefacto.
Igualmente, resultó de gran trascendencia la imprenta del mariscal Ramón Castilla, donde publicó sus decretos de la abolición de la esclavitud y del tributo indígena, en Huancayo y Ayacucho, respectivamente. Llanos reporta cómo indagaciones recientes la vinculan, asimismo, a la edición del Boletín del Ejército Peruano, tras la batalla de Ayacucho, donde se selló la Emancipación del Perú y América, en 1824.
A Trujillo, la primera imprenta la habría traído, en 1820, don Manuel del Río, e hizo posible editar la Gaceta del Gobierno Independiente de San Martín. Luego El Lince del Perú, partidario de José de la Riva Agüero, de evidente sesgo monárquico-criollo, aparecido en julio de 1823.
Como contestatario al anterior, habría emergido en la misma máquina, El Nuevo Día del Perú, decididamente republicano, fiel al ideario de sus fundadores Unanue, Félix Devotti y José María Falcón; el cual circuló del 01 de julio al 25 de septiembre de 1824. A pesar de su corta vida, enfrentó exitosamente las amenazas y diatribas de los panfletos realistas El Desengaño y El Triunfo del Callao, impresos en la fortaleza del Real Felipe.
Le sucederá, en la misma línea, El Patriota de Trujillo, el 11 de diciembre de 1824, donde se da cuenta de la gran victoria, tenida apenas dos días antes en las pampas ayacuchanas. En su segunda edición, el 30 de diciembre, inserta una carta del Gran Mariscal José de Sucre y el acta de capitulación del general Canterac.
Varias publicaciones trujillanas surgen luego: El Quipus del Chimú (1883), El Eco Nacional (1835), El Eco del Norte, convertido después en el Eco Oficial de Trujillo (1837) y El Grito de la Libertad (1838). Les siguen, El Trujillano (1852), El Imparcial (1863), El Porvenir (1881), El Independiente (1887) y La Razón de Benjamín Pérez Treviño (1895).
El 08 de noviembre de 1895, el periodista y abogado Raúl Edmundo Haya Cárdenas y el empresario Teófilo Vergel Carranza fundan La Industria, el vice-decano de la prensa nacional. El primero de ellos, contrajo nupcias con doña Zoila Victoria de la Torre, cuyo primogénito se convertirá en el principal político del siglo XX: Víctor Raúl, quien colaborara en el periódico entre 1917 y 1923.
Hacia 1898, convertida en un diario, La Industria es vendida a Miguel Félix Cerro Guerrero, académico piurano, quien posteriormente fuera alcalde de la ciudad, diputado por Huancabamba y Piura, así como senador por La Libertad y Lima.
Don Miguel destaca en la vida nacional, pues, ocupó la presidencia del Senado y también del Consejo de Ministros e integró el Gabinete en diversas ocasiones, finalmente fue nuestro embajador en Inglaterra y Alemania.
También funda La Industria de Piura, en 1916, y la de Chiclayo, en 1952. De su matrimonió con la dama Isabel Cebrián García nacieron sus hijos Miguel y Vicente. El segundo, diplomático de brillante actuación en el Pacto Andino, quien creó el vespertino Satélite, el 17 de julio de 1969, e impulsa el desarrollo tecnológico del diarismo norteño.
Enorme relevancia en el pensamiento trujillano tuvo El Norte, diario fundado en febrero de 1923, cuyo director periodístico fuera el educador y conspicuo filósofo Antenor Orrego Espinoza y su director-gerente Alcides Spelucín. Es la generación genial de los “bohemios” donde encontramos al mismo Haya de la Torre, el inmortal Vallejo, a Sandoval, Macedonio de la Torre, Oscar Imaña y José Eulogio Garrido, quien condujera la Revista Iris. Después se integró Ciro Alegría, como otros.
El vespertino La Reforma, cobijado por Víctor Larco Herrera llegó en 1910, y en su local se constituye hacia 1923, el primer círculo de prensa.
Un estallido de talento se nucleó en el Grupo Trilce y el diario Norte (1957), el cual tuviera de director al poeta Garrido Malaver, integrando a Eduardo González Viaña, Teodoro Rivero Ayllón, Manlio Holguín Gómez (Lápiz Travieso), Jorge Díaz Herrera o Miguel Angelats, cuyas producciones resultaron en un holismo intelectivo pocas veces tenido en Trujillo.
También debe citarse entre los periódicos nacidos en nuestra ciudad a La Libertad (1917), La Nación (1940), El Liberal (1951), La Gaceta (1965), La Opinión (1974), La Palabra (1990) y Nuevo Norte (1995). De inspiración literaria destacan Cuadernos Trimestrales y La Primavera. Limitaciones de espacio me excusan de referirme a todos los medios trujillanos.
De sus valiosos aportes, nuestra ciudad, se alza, nítidamente, como un ámbito clave para el desarrollo histórico del periodismo nacional, el cual se secuencia hasta nuestros días en el dinamismo de su prensa, como de sus programas de radiodifusión y televisión.
Entre sus varias reflexiones, Llanos Horna apunta al irónico sustento del Decreto Supremo Nº 2521 de 1953, instituyendo el Día del Periodista Peruano el 01 de octubre, fecha de la fundación del Diario de Lima, a cargo del español Jaime Bausate y Mesa en 1790. Aquél, empero, exhibió descarada genuflexión al poder colonialista y su torva moral, al extremo, de admitir avisos sobre la venta oprobiosa de esclavos.
Si bien, fue el primer periódico en circular, su talante sombrío plantea alternativos homenajes como al martirologio de Uchuraccay o al nacimiento de nuestro auténtico periodismo en el Mercurio. Como actual decano del Colegio de Periodistas de La Libertad, coincido en repensar la fecha para enaltecer a los hombres de prensa.
Llanos emplea la segunda parte de su obra para deleitarnos en una magnífica galería de semblanzas de catorce periodistas emblemáticos, como José Faustino Sánchez Carrión, el “combativo Solitario de Sayán”, Abelardo Gamarra “El Tunante”, nuestro vate universal Vallejo, Antenor Orrego, Ciro Alegría, Carlos Manuel Porras, Nicanor de la Fuente (NIXA) y Manuel Jesús Orbegozo.
La precisión de la data asombra por su abundancia y precisión, como en el derroche de prosa y agudeza. Pasear sus líneas es realmente estimulante y estoy seguro se convertirá para los estudiosos y alumnos universitarios, en un texto obligado de consulta y ojalá también de otras búsquedas en la senda trazada.
Mi tributo al maestro, de quien, cuando yo daba mis primeros pasos en esta noble profesión, como corresponsal de Última Hora de Lima, y él ejercía similar labor para La Prensa, en su oficina frente a la Plaza Mayor, tuve el privilegio de recibir sus sabias orientaciones, como hace unos días lo tuve al presentar su reciente e iluminador libro.
Por: Alfredo Valle Riestra Ponce de León
http://www.noticiastrujillo.com/index.php?option=com_content&task=view&id=39221
El sugerente y doblemente connotativo título, corresponde a la reciente entrega bibliográfica del investigador científico social y catedrático universitario Segundo Llanos Horna, el cual, además, revela su intención de transportarnos a las batallas heroicas de nuestra libertad de prensa y de manera particular, las producidas en el ágora trujillana.
La obra se remonta hasta las Cortes de Cádiz y su liberal constitución de 1812, cuyos influjos trepidantes sacudieron las conciencias hispanoamericanas. En Perú, la imprenta alumbra el 02 de enero de 1791, la fundación del Mercurio Peruano por Hipólito Unanue Pavón, a quien, el autor, certeramente, califica como el primer periodista nacional.
Vocero de la patriótica Sociedad Amantes del País, aquella publicación, se nutre de artículos flamígeros de las mayores personalidades intelectuales de la época, inspirados en las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, de la gesta francesa de 1789.
José de San Martín, en los albores de las guerras emancipadoras, lanza su famosa proclama “a los limeños y habitantes de todo el Perú”, en noviembre de 1818, impresa en una pequeña máquina cargada a lomo de mula. Al desembarcar en Pisco, el 08 de septiembre de 1819, la volverá a utilizar para registrar “el primer día de la libertad del Perú”.
Montada sobre una carreta, Simón Bolívar trajo otra imprenta para sus manifiestos durante las marchas militares, los cuales se atribuyen a José Faustino Sánchez Carrión. El muy ilustre liberteño, quien luego alcanzó la alta jerarquía de Ministro General de los Negocios del Perú, impulsa también desde Santiago de Chuco, en abril de 1824, la edición del Centinela en Campaña; el cual se reimprimió en nuestra ciudad debido a la poca tirada de aquel artefacto.
Igualmente, resultó de gran trascendencia la imprenta del mariscal Ramón Castilla, donde publicó sus decretos de la abolición de la esclavitud y del tributo indígena, en Huancayo y Ayacucho, respectivamente. Llanos reporta cómo indagaciones recientes la vinculan, asimismo, a la edición del Boletín del Ejército Peruano, tras la batalla de Ayacucho, donde se selló la Emancipación del Perú y América, en 1824.
A Trujillo, la primera imprenta la habría traído, en 1820, don Manuel del Río, e hizo posible editar la Gaceta del Gobierno Independiente de San Martín. Luego El Lince del Perú, partidario de José de la Riva Agüero, de evidente sesgo monárquico-criollo, aparecido en julio de 1823.
Como contestatario al anterior, habría emergido en la misma máquina, El Nuevo Día del Perú, decididamente republicano, fiel al ideario de sus fundadores Unanue, Félix Devotti y José María Falcón; el cual circuló del 01 de julio al 25 de septiembre de 1824. A pesar de su corta vida, enfrentó exitosamente las amenazas y diatribas de los panfletos realistas El Desengaño y El Triunfo del Callao, impresos en la fortaleza del Real Felipe.
Le sucederá, en la misma línea, El Patriota de Trujillo, el 11 de diciembre de 1824, donde se da cuenta de la gran victoria, tenida apenas dos días antes en las pampas ayacuchanas. En su segunda edición, el 30 de diciembre, inserta una carta del Gran Mariscal José de Sucre y el acta de capitulación del general Canterac.
Varias publicaciones trujillanas surgen luego: El Quipus del Chimú (1883), El Eco Nacional (1835), El Eco del Norte, convertido después en el Eco Oficial de Trujillo (1837) y El Grito de la Libertad (1838). Les siguen, El Trujillano (1852), El Imparcial (1863), El Porvenir (1881), El Independiente (1887) y La Razón de Benjamín Pérez Treviño (1895).
El 08 de noviembre de 1895, el periodista y abogado Raúl Edmundo Haya Cárdenas y el empresario Teófilo Vergel Carranza fundan La Industria, el vice-decano de la prensa nacional. El primero de ellos, contrajo nupcias con doña Zoila Victoria de la Torre, cuyo primogénito se convertirá en el principal político del siglo XX: Víctor Raúl, quien colaborara en el periódico entre 1917 y 1923.
Hacia 1898, convertida en un diario, La Industria es vendida a Miguel Félix Cerro Guerrero, académico piurano, quien posteriormente fuera alcalde de la ciudad, diputado por Huancabamba y Piura, así como senador por La Libertad y Lima.
Don Miguel destaca en la vida nacional, pues, ocupó la presidencia del Senado y también del Consejo de Ministros e integró el Gabinete en diversas ocasiones, finalmente fue nuestro embajador en Inglaterra y Alemania.
También funda La Industria de Piura, en 1916, y la de Chiclayo, en 1952. De su matrimonió con la dama Isabel Cebrián García nacieron sus hijos Miguel y Vicente. El segundo, diplomático de brillante actuación en el Pacto Andino, quien creó el vespertino Satélite, el 17 de julio de 1969, e impulsa el desarrollo tecnológico del diarismo norteño.
Enorme relevancia en el pensamiento trujillano tuvo El Norte, diario fundado en febrero de 1923, cuyo director periodístico fuera el educador y conspicuo filósofo Antenor Orrego Espinoza y su director-gerente Alcides Spelucín. Es la generación genial de los “bohemios” donde encontramos al mismo Haya de la Torre, el inmortal Vallejo, a Sandoval, Macedonio de la Torre, Oscar Imaña y José Eulogio Garrido, quien condujera la Revista Iris. Después se integró Ciro Alegría, como otros.
El vespertino La Reforma, cobijado por Víctor Larco Herrera llegó en 1910, y en su local se constituye hacia 1923, el primer círculo de prensa.
Un estallido de talento se nucleó en el Grupo Trilce y el diario Norte (1957), el cual tuviera de director al poeta Garrido Malaver, integrando a Eduardo González Viaña, Teodoro Rivero Ayllón, Manlio Holguín Gómez (Lápiz Travieso), Jorge Díaz Herrera o Miguel Angelats, cuyas producciones resultaron en un holismo intelectivo pocas veces tenido en Trujillo.
También debe citarse entre los periódicos nacidos en nuestra ciudad a La Libertad (1917), La Nación (1940), El Liberal (1951), La Gaceta (1965), La Opinión (1974), La Palabra (1990) y Nuevo Norte (1995). De inspiración literaria destacan Cuadernos Trimestrales y La Primavera. Limitaciones de espacio me excusan de referirme a todos los medios trujillanos.
De sus valiosos aportes, nuestra ciudad, se alza, nítidamente, como un ámbito clave para el desarrollo histórico del periodismo nacional, el cual se secuencia hasta nuestros días en el dinamismo de su prensa, como de sus programas de radiodifusión y televisión.
Entre sus varias reflexiones, Llanos Horna apunta al irónico sustento del Decreto Supremo Nº 2521 de 1953, instituyendo el Día del Periodista Peruano el 01 de octubre, fecha de la fundación del Diario de Lima, a cargo del español Jaime Bausate y Mesa en 1790. Aquél, empero, exhibió descarada genuflexión al poder colonialista y su torva moral, al extremo, de admitir avisos sobre la venta oprobiosa de esclavos.
Si bien, fue el primer periódico en circular, su talante sombrío plantea alternativos homenajes como al martirologio de Uchuraccay o al nacimiento de nuestro auténtico periodismo en el Mercurio. Como actual decano del Colegio de Periodistas de La Libertad, coincido en repensar la fecha para enaltecer a los hombres de prensa.
Llanos emplea la segunda parte de su obra para deleitarnos en una magnífica galería de semblanzas de catorce periodistas emblemáticos, como José Faustino Sánchez Carrión, el “combativo Solitario de Sayán”, Abelardo Gamarra “El Tunante”, nuestro vate universal Vallejo, Antenor Orrego, Ciro Alegría, Carlos Manuel Porras, Nicanor de la Fuente (NIXA) y Manuel Jesús Orbegozo.
La precisión de la data asombra por su abundancia y precisión, como en el derroche de prosa y agudeza. Pasear sus líneas es realmente estimulante y estoy seguro se convertirá para los estudiosos y alumnos universitarios, en un texto obligado de consulta y ojalá también de otras búsquedas en la senda trazada.
Mi tributo al maestro, de quien, cuando yo daba mis primeros pasos en esta noble profesión, como corresponsal de Última Hora de Lima, y él ejercía similar labor para La Prensa, en su oficina frente a la Plaza Mayor, tuve el privilegio de recibir sus sabias orientaciones, como hace unos días lo tuve al presentar su reciente e iluminador libro.
