5.11.10
¿Por qué no te callas?
La noticia sobre la sentencia a José Alejandro Godoy ha dado la vuelta al mundo. Como ya todos sabemos, la jueza Flor de María La Rosa condenó a Godoy a tres años de libertad privativa suspendida, y a un pago de 300 mil soles, por osar citar información sobre el ex congresista Jorge Mufarech en su blog Desde el Tercer Piso.
Y por atreverse a decirle “joya” (uyuyuy) a un político, que desempeñó un cargo público, por el cual recibió un sueldo solventado con los impuestos de todos los peruanos.La sentencia ha concitado especial atención, porque se trata de la primera condena a un bloguero.
Es decir, esta vez, no se ha castigado a un periodista que trabaja para un gran medio (llámese periódico, radio, televisión, o portal de Internet), sino a un ciudadano de a pie, con talento para difundir información seria, que un día abrió su blog para tener un espacio donde plasmar sus opiniones, sus inquietudes, quejas, etc.
Y este punto es especialmente importante: cualquiera puede tener un blog. No le tiene que pedir permiso a nadie para abrirlo, ni para postear. Los hay de comida, de crianza de niños, mascotas, coleccionistas de estampillas o fanáticos del deporte. Hasta mi madre tiene un magnífico blog, disculparán la propaganda.
Dentro de este mar de ofertas, los dedicados al análisis político (como el de Godoy) son especialmente populares en nuestro país. No solo porque tienen una cantidad importante de seguidores, sino porque se han convertido en generadores de opinión y más de una vez han colocado temas fundamentales en agenda.
No son, digamos “muy poderosos”, pero sí se han constituido en un referente indispensable y junto con las redes sociales (Twitter y Facebook), sin duda desempeñarán un rol interesante en las próximas elecciones.La jueza La Rosa, entonces, no ha censurado a un rival grande, con capacidad de respuesta: se ha prendido de un individuo común y corriente y le ha sugerido, con la prepotencia de su severa sentencia, que se quede callado, que no se queje, que no postee.
Si el fallo de La Rosa hubiera sido justificado (ya sabemos que no tiene ni pies ni cabeza) hubiera sido un interesante antecedente para advertirles a los ciudadanos que las redes sociales, los blogs e Internet en general no son la jungla y que ahí también rigen las leyes sobre difamación, insulto, etc.
Pero al ser aberrante y desproporcionado no solo se ha convertido en una mordaza para Godoy y otros blogueros famosos, sino para cualquiera que se atreva a opinar libremente sobre el desempeño de nuestras autoridades o sobre cualquier otro tema.Con esta sentencia, entonces, la jueza le ha dicho a la señora Maricucha que cuidadito con rajar de su alcalde en su blog.
Al flaco Diego que guarda con la queja que emitió sobre lo mala que estuvo la pizza. Al gracioso del foro, que se cuide de sus próximos comentarios en la web. Le está advirtiendo a usted señora, señor, muchachito, jovencita no solo que su opinión no importa, sino que su queja, su reclamo, su legítimo derecho al pataleo lo pueden llevar a la cárcel.