16.12.10
Mario Vargas Llosa: "Ser escritor es vivir dedicado a no vivir"
En la primera entrega de nuestro blog Protagonistas del siglo XX, les presentamos la conversación que nuestro Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, sostuvo con el crítico literario José Miguel Oviedo el 4 de enero de 1983
Iniciando una serie de 26 entrevistas audiovisuales realizadas durante la década del 80 a destacados peruanos del siglo XX que han contribuido al desarrollo del Perú en distintos campos sociales, les presentamos la transcripción de la conversación entre Mario Vargas Llosa y el crítico José Miguel Oviedo, un diálogo que se llevó a cabo el 4 de enero de 1983 y en el que nuestro Nobel de Literatura habla de sus ideas políticas, analiza algunas de sus novelas y comenta sobre su proceso de creación literaria.
José Miguel Oviedo: Cuando escribes novelas, desde hace más de 25 años, se puede observar a lo largo de ellas que tu concepción de la novela ha sufrido algunos cambios importantes, y creo que ese corte se puede hacer y se puede marcar a partir de “Pantaleón y las visitadoras”. Se podría decir inclusive que hay como una primera etapa desde “Los Jefes”, los cuentos de “Los Jefes” y la primera novela “La ciudad y los perros” hasta “Conversación en la catedral”, y ahí hay un corte tras el cual comienza una segunda etapa, en donde comienza Pantaleón, la pregunta concreta es esta, ¿qué concepción de la novela responde a esa primera etapa y qué cambios sustanciales han provocado la segunda? Si es que tú ves esa diferencia como yo la veo.
Mario Vargas Llosa: Mira, yo no veo unas diferencias muy marcadas entre las distintas novelas que he escrito. Creo que hay diferencias, pero que son diferencias dentro de lo que podríamos llamar una misma visión de la novela, una misma idea de la novela. Creo que las diferencias principales están en que en “Pantaleón y las visitadoras” aparece el humor y aparece el juego, dos cosas que antes eran muy secundarias y casi inexistentes. En el caso de mi última novela, hay un elemento histórico, por ejemplo, que antes no aparecía o que era muy secundario, pero que por encima de esas diferencias hay una cierta continuidad en todo lo que he escrito. En todas mis novelas hay un afán por construir una ficción como un mundo soberano, como un mundo totalmente emancipado, no solamente de quien escribe la novela, del autor, sino de la realidad que la inspira, de la experiencia. Y que todas las técnicas en “La ciudad y los perros”, en “La Casa Verde”, en “Pantaleón…”, en “La guerra del fin del mundo” están orientadas a ese fin, a dar a la historia la apariencia, la ilusión de la autosuficiencia, de la soberanía. Eso es algo que me ha preocupado en todos los casos, dar a la novela una independencia que es por supuesto aparente, pero que está presente en todos los tipos de novela que he escrito. Por otra parte, también en las novelas que he escrito, se puede vislumbrar un proceso que es hacia una totalización, es decir, un proceso en el cual constantemente he tratado de incorporar nuevos aspectos, nuevas experiencias, nuevos niveles de realidad sin romper con los anteriores, de tal manera que el mundo de la ficción fuera enriqueciéndose, diríamos, tanto cuantitativa como cualitativamente.
En la primera entrega de nuestro blog Protagonistas del siglo XX, les presentamos la conversación que nuestro Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, sostuvo con el crítico literario José Miguel Oviedo el 4 de enero de 1983
Iniciando una serie de 26 entrevistas audiovisuales realizadas durante la década del 80 a destacados peruanos del siglo XX que han contribuido al desarrollo del Perú en distintos campos sociales, les presentamos la transcripción de la conversación entre Mario Vargas Llosa y el crítico José Miguel Oviedo, un diálogo que se llevó a cabo el 4 de enero de 1983 y en el que nuestro Nobel de Literatura habla de sus ideas políticas, analiza algunas de sus novelas y comenta sobre su proceso de creación literaria.
José Miguel Oviedo: Cuando escribes novelas, desde hace más de 25 años, se puede observar a lo largo de ellas que tu concepción de la novela ha sufrido algunos cambios importantes, y creo que ese corte se puede hacer y se puede marcar a partir de “Pantaleón y las visitadoras”. Se podría decir inclusive que hay como una primera etapa desde “Los Jefes”, los cuentos de “Los Jefes” y la primera novela “La ciudad y los perros” hasta “Conversación en la catedral”, y ahí hay un corte tras el cual comienza una segunda etapa, en donde comienza Pantaleón, la pregunta concreta es esta, ¿qué concepción de la novela responde a esa primera etapa y qué cambios sustanciales han provocado la segunda? Si es que tú ves esa diferencia como yo la veo.
Mario Vargas Llosa: Mira, yo no veo unas diferencias muy marcadas entre las distintas novelas que he escrito. Creo que hay diferencias, pero que son diferencias dentro de lo que podríamos llamar una misma visión de la novela, una misma idea de la novela. Creo que las diferencias principales están en que en “Pantaleón y las visitadoras” aparece el humor y aparece el juego, dos cosas que antes eran muy secundarias y casi inexistentes. En el caso de mi última novela, hay un elemento histórico, por ejemplo, que antes no aparecía o que era muy secundario, pero que por encima de esas diferencias hay una cierta continuidad en todo lo que he escrito. En todas mis novelas hay un afán por construir una ficción como un mundo soberano, como un mundo totalmente emancipado, no solamente de quien escribe la novela, del autor, sino de la realidad que la inspira, de la experiencia. Y que todas las técnicas en “La ciudad y los perros”, en “La Casa Verde”, en “Pantaleón…”, en “La guerra del fin del mundo” están orientadas a ese fin, a dar a la historia la apariencia, la ilusión de la autosuficiencia, de la soberanía. Eso es algo que me ha preocupado en todos los casos, dar a la novela una independencia que es por supuesto aparente, pero que está presente en todos los tipos de novela que he escrito. Por otra parte, también en las novelas que he escrito, se puede vislumbrar un proceso que es hacia una totalización, es decir, un proceso en el cual constantemente he tratado de incorporar nuevos aspectos, nuevas experiencias, nuevos niveles de realidad sin romper con los anteriores, de tal manera que el mundo de la ficción fuera enriqueciéndose, diríamos, tanto cuantitativa como cualitativamente.
Lea la conversación completa en el blog Protagonistas del siglo XX.